viernes, 20 de mayo de 2011

SOBRE LAS DIFERENCIAS, UN LLAMADO A LA UNIDAD
“A quienes critican las distintas iniciativas que, aun dispersas,
surgen del dolor social, habría que recordarles que, al juzgar
y condenar a quien hace algo, están absolviendo a quien nada hace”

(Desde las montañas del sureste mexicano.
Subcomandante Marcos. Abril del 2011)

Compañeras y compañeros, saludos de paz y respeto en medio de toda la confrontación que nos pone a los unos contra las otros, a tod@s quienes dieron la vida para que nosotros disfrutemos de una comodidad que hoy nos venden a cuotas mensuales cual club campestre. Saludos de paz y respeto, a tod@s los que caminaron antes que nosotros y abrieron caminos que hoy todos recorremos, a los que la historia niega, a los que no aparecen en las encuestas, a los que están, aun cuando no hablan, a los que con valor y contra un miedo defendieron lo que creían como propio, aquel 15-Sep, aquel 31-Marzo, y todos aquellos días que exigen la lucha por la vida, y sobre todo, por una vida digna. Saludos de paz y respeto aun cuando la administración nos impone una guerra y nos inventa enemigos en el ventero informal, el visitante, el empleado o el desplazado, en nostr@os mismos, otr@s, nosotr@s.
 
Hoy aparecemos nuevamente, porque el deseo de existir nos colma las entrañas, porque la vida misma, y la miseria que de ella quieren hacer, nos mueven a la acción, a las palabras y a la corredera. Queremos ante todo, expresarnos en relación a una situación un poco espinosa, que se empezó a generar luego de la circulación de unos volantes, en los que se realizan unos señalamientos a la U.C.E (Unidad Clandestina Estudiantil) en general, y por tanto a S.N.F. no siendo vez primera, en que acentúan conjeturas y suposiciones parroquiales, sin prueba alguna, y sin la firma del colectivo señalador. Por eso estamos, y seguimos estando, por la magnitud que quisieron tomar tales acusaciones, y por la voz de una comunidad universitaria confusa, que pedía claridad sobre el asunto. Igualmente aprovechamos esta oportunidad, para una vez mas, hacer un llamado a la unidad, aun en medio de la diferencias.

Esta guerra que se nos impone, nos calcina la alegría y nos sume en teorías mundanas que afirman el “sálvese quien pueda” y el “todos contra todos”. Esta guerra, objetivamente productiva para las castas de mayor linaje, es la que nos pone en el abismo y el desconcierto, no de caernos, sino, de quedarnos solos, de no reconocernos como personas dignas, capaces de asumir la idea y la transformación de un mundo no tan “Patas Arriba”. Ésta guerra que nos vanagloria en los primeros puestos de los países de mayor desigualdad e injusticia social, es la misma guerra que mueve políticos, generales, empresarios, banqueros, es la misma guerra que ha convertido a los mentirosos, a los ladrones mas violentos, a los enfermos dementes, a los violadores de la estética y de la belleza, en gobernadores y miembros del CSU (consejo superior universitario), en el administrador de la mentira, y en el guardián perro cancerbero.

Porque este mundo peligroso, este menudo caldo de ampones en el trono y de injusticias programadas, nos tienen sometidos a una universidad llena de desconfianza, donde todos parecemos culpables aunque no supiéramos de qué, en la que tenemos que agachar la cabeza frente a la actitud desafiante  de la policía y los vigilantes en la entrada, en la que hay ojos que todo lo ven, y oídos que son pagados. “Son una serie de actos desencadenados, una enfermedad social, un obstáculo para el triunfo de lo oficial y de lo verdaderamente real, un minúsculo cuerpo inquieto, son germen oxidado que debe exterminarse.” Piensan y afirman ellos. Pero la verdadera culpa está más allá de las rejas, instalada en el gobierno y sus pretensiones privatizadoras de la educación superior, en la creación de la alianza: estado-universidad-empresa privada, que nos pone en el mercado laboral como mercancías desechables; la ruta N, que tantos años lleva gestándose en el interés de unos cuantos adinerados, los gastos en seguridad privada que legitiman la represión y la censura, y hasta las supuestas “borracheras” de depravados con uniforme gris, sedientos de nuestras bellísimas compañeras del alma mater.

Sin embargo, hay quienes buscando a ciegas, nos ponen en el banquillo de los acusados y nos piden que callemos, que apoyemos al mismo consejo superior universitario que persigue y reprime a los que no se unen al falso coro de loas a sus mentiras hechas gobierno. Porque la participación a la que nos llaman ellos, no es sino una amnesia administrada a conveniencia. Por eso existimos, porque unas palabras, nunca estarán de más.

Y expresamos que pese a la falta de condiciones para posibilitar nuestra presencia y el uso de la capucha, ahí hemos estado y estaremos siempre, arriesgando la vida que muchos no se atreven a arriesgar, aplastando el miedo, del cual muchos aun son presos, sencillamente, PORQUE NUESTRA DIGNIDAD Y NUESTRA LUCHA POR LA EDUCACIÓN PÚBLICA, NO SE VENDEN. Y si se trata de asumir culpas, nosotros asumimos muchas, la de no bajar la cabeza y mantener nuestras convicciones firmes frente a todas las medias que hoy atropellan la educación pública y el estudiantado en general, somos culpables de salir y apoyar al estudiantado en un momento en que no hay condiciones de seguridad para hacerlo, de expresarles a los demás compañer@s que en esta lucha, no están sol@s, que nosotr@s, así no figuremos, ahí hemos estado; y asumimos también la culpa por nuestra permanencia HOY, tiempo en que algunos de los colectivos clandestinos han desistido de su lucha, tiempos en que otros brillan por su ausencia. Así mismo, hacemos un llamado rebelde y solidario, a esos colectivos a permanecer activos en esta lucha y unidos en la misma necesidad que hoy compete a nuestra alma mater.

Además somos y seguiremos siendo culpables de llamar a la unidad, incluso en la clandestinidad, donde el parroquialismo es mucho mas fuerte, culpables de sentar las bases para una plataforma que olvida las diferencias políticas e ideológicas y que trata de convocar nuestro interés común por la defensa de la educación pública en Colombia. Culpables de no esperar a un mesías que nos diga cuándo y cómo hacer esta lucha, porque esta lucha es de tod@, y somos tod@s los llamados a realizarla; culpa de organizarnos sin pretender ser la vanguardia revolucionaria que guíe la lucha estudiantil, pero si, una voz viva en ese mismo proceso, que asume responsabilidad a su modo de defender la educación publica Sin la Necesidad de Figurar.

Por tanto, son muchas las responsabilidades que la capucha debe asumir, y no sólo nosotros como colectivo, sino el estudiantado y los colectivos de todo el país, como se ha hecho evidente en los últimos días, en los que las universidades han vuelto a aparecer en la opinión pública, por las marchas, por las expresiones artísticas, por los tropeles, por todo lo que somos y lo que hacemos, por las diferentes formas de expresar una inconformidad acumulada.

En lo referente a los actos del 31 de marzo, hacemos claridad de que en efecto, ahí estuvimos, y que para nosotros no fue un error la acción de guerra de guerrillas que se realizó, pero que además éste acto en ningún momento nos desvincula de la asamblea, ni del estudiantado en general, sino que es nuestro modo y manera de afrontar el cerco militar impuesto por el gobernador, lo cual desembocó en una lucha abierta contra el ESMAD, de la cual hicimos parte hasta el último momento. Ese día gritamos, y gritamos que todas las formas son válidas, porque nacen de ese mismo sentimiento de rabia e indignación que much@s sentimos. Reafirmamos el propósito que aun nos mantiene en este espacio, luchando día tras día, defendiendo la vida con la vida misma, en la lucha por una educación pública de tod@s y para tod@s.

Y resulta que si, que somos profesionales. Pero nuestra profesión es la esperanza. Nosotros decidimos un buen día hacernos –capuchos…, Para que un día no sean necesarios los -capuchos-

Ahí, entre las multitudes, Sin Necesidad de Figurar